Jaime Nunó Roca, nació el 8 de septiembre de 1824 en Sant Joan de les Abadesses, una localidad de la provincia de Gerona, en Cataluña, España. Sus padres fueron Francesc Nunó y Magdalena Roca, quienes fallecieron antes de que Nunó cumpliese los nueve años. Tras la muerte de sus padres quedó bajo la tutela de su tío Bernard, un comerciante de sedas de Barcelona que financió sus estudios musicales en la ciudad condal.

Realiza estudios de Música en Barcelona y de composición en Milán.

En 1851 es nombrado de director de la Banda Musical del Regimiento de la Reina. Por sus habilidades musicales, es enviado a Cuba para organizar bandas militares, y es en esa isla donde conoce al presidente de México Antonio López de Santa Anna, quien lo invita al país para dirigir las bandas militares.

Además de director, Jaime Nunó era concertista, director de ópera y compositor, por lo que en 1854 participa en el certamen para musicalizar el poema de Francisco González Bocanegra y así crear el Himno Nacional Mexicano. Gana el concurso y en ocasión de las fiestas conmemorativas de la independencia se interpreta por primera vez el Himno, en el Teatro Santa Anna.

Dos años más tarde vuele a Cuba, y después viajaría a los Estados Unidos, donde como director de ópera italiana realiza una gira por Norte y Centro América. Se establece definitivamente en el país vecino donde dirigió una orquesta en Rochester y en Buffalo, Nueva York instaló una academia de música.

Murió en Nueva York el 18 de julio de 1908 y en 1942 el gobierno mexicano mandó exhumar sus restos para trasladarlos a la Rotonda de los Hombres Ilustres ubicada en el Panteón Civil de Dolores de la ciudad de México, donde aún reposan.