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Leyenda de la Campana Guardián

Esta historia cuenta el significado que tienen las campanas que muchas veces podemos ubicar en algunas motocicletas…

Hace muchos años, en una noche fría de diciembre, un viejo motero volvía de un viaje a México con sus alforjas llenas de los juguetes y de otras baratijas que había comprado para los niños de un grupo cerca de donde él trabajó.

Mientras montaba a lo largo de esa noche, pensaba cuán afortunado era él en ese momento de su vida, al tener un "compañero" fiel como su motocicleta que entendía su necesidad de viajar por las carreteras y que su vieja cacerola no la había dejado tirado ni una vez en los muchos años que había compartido camino con su máquina.

Cerca de 70 kilómetros al norte de la frontera de México, estaban al acecho, un grupo pequeño de "Duendes" conocidos como "Duendes del Camino".

¿Ya sabes no?, existen obstáculos en la carretera, tales como baches, palos y pedazos de viejos neumáticos o clavos, objetos temidos por los moteros y tantos otros objetos que influyen en el rodar de una moto, así los "Duendes del Camino" los aprovechan para tener una ocasión de regocijo sobre sus actos del mal.

Bien, este viejo lobo de la carretera entró a una curva a la luz de la luna y los "Duendes del Camino" lo emboscaron, haciendo que se estrellara contra el asfalto y en el derrape -antes de detenerse- una de sus alforjas se rompió.

Yacía ahí incapaz de moverse, cuando los "Duendes del Camino" se acercaron hacia él. El viejo motero no estaba dispuesto a entregarse y comenzó a lanzarles los objetos que traía en sus alforjas, mientras, los duendes seguían acercándose. Finalmente, se quedó sin nada que lanzar, pero él tenía una campana y comenzó a hacerla sonar, con la esperanza de asustar a los pequeños y malvados duendes.

A media milla de distancia, acampados en el desierto, estaban dos moteros sentados alrededor de una fogata mientras charlaban de su día de rodada y de la libertad que sentían cuando el viento soplaba en sus caras mientras recorrían el extenso país.

En la calma del aire de la noche oyeron un sonido parecido al de campanas de iglesia, y dispuestos a investigar fueron hacía dónde provenía el sonido. Encontraron al viejo motero al borde de la carretera con los "Duendes del Camino" alrededor para raptarlo, procedieron a disuadir a los duendes hasta que el último se escurrió en la noche.

Estando agradecido de los moteros, el viejo "lobo del camino" les ofreció pagarles su ayuda, pero como hacen todos los moteros de corazón, ellos rechazaron aceptar cualquier tipo de pago. No siendo él partidario de dejar pasar un noble acto inadvertido, el viejo motero corto dos pedazos de cuero de sus alforjas y les ató una campana a cada uno. Enseguida las colocó en cada una de las motocicletas de los moteros que lo ayudaron, tan cerca de la tierra como fue posible.

El guerrero del camino cansado y viejo les dijo a los dos viajeros: "con esas campanas colocadas en sus máquinas, estarán protegidos contra los "Duendes del Camino" y siempre que estén en un apuro hagan sonar la campana y un compañero motero irá en su ayuda".

Así que cuando veas a un motero con una campana en su motocicleta, sabes que lo han bendecido con la cosa más importante de la vida: "La amistad de un motero compañero de ruta". Por lo tanto, si tú tienes un amigo que no tiene una campana en su moto, regálale una y protege su camino, el saber que tiene alguien que se preocupe por él es uno de los mejores sentimientos.